Intimidación... qué no hacer
R. Checa-Garcia (CC BY-NC-SA) PERSONAL-BLOG
Stories Opinion
Essay
Breve historia
Este caso se produce en un contexto escolar, una estudiante adolescente, encuadrada como ‘buena estudiante’, acude a una actividad extra-escolar. En dicha actividad se agrupan a las alumnas y a los alumnos durante unas practicas y son atendidos individualmente. Esta chica cuenta que después va a un cumpleaños y acude maquillada. Un alumno mayor que hace de asistente/ayudante del profesor hace una serie de comentarios ‘poco apropiados’ a la estudiante, que inmediatamente se siente mal e intimidada. Los siguientes días aparece decaída e incluso un día una compañera la ve llorando en el baño. Esta información llega a la tutora que decide tener una reunión con la estudiante. Ella le relata lo sucedido, y la tutora fija una reunión, ella, como tutora, estará presente. Así el asistente y la alumna aclararan de forma distendida el ‘malentendido’.
El ayudante es avisado de la reunión y al llegar a esta relata que en efecto hizo un par de comentarios desafortunados pero que su única intención era advertir a la alumna de los peligros a los que una adolescente despreocupada se enfrenta y prefería ser el quien hiciera en esta ocasión el papel incomodo para que ella este prevenida. La estudiante en esta situación en que se enfrenta a dos personas de más edad y uno de ellos es esta persona por la que se sintió intimidada, no dice nada. La tutora concluye que la intención del ayudante era ejemplar, y que el problema es que la alumna es muy sensible. Después de esta situación, la chica se queda en casa un día un tanto deprimida. La tutora a ver su asiento vació dice a todos la clase: vuestra compañera no esta estos días, ha interpretado erróneamente algo que ha pasado. Tenéis que ser muy pacientes y amables con ella ya que es una chica especial, muy sensible.
Al volver, de su día en casa, la estudiante nota que todos sus amigos se comportan diferente con ella, y pasado un tiempo algunos le expresan la información que les ha llegado cuando ella dice que se sintió mal. ‘Es que eres muy sensible’. La chica poco a poco cae en una distimia (una depresión de grado leve pero que se prolonga en el tiempo), sus notas caen y aparentemente se instituye como verdad lo que su tutora dijo: es muy sensible y hay que tratarla de modo especial.
Breve análisis: Este relato, me pareció ilustrativo de como tras un caso de intimidación, tanto un intento de mediación como un trato diferente, puede ser altamente perjudicial. En este caso la profesora toma la postura más cómoda, asumir que es un malentendido y que esta alumna es muy sensible. Obviamente, una situación en la que alguien acaba llorando no es un malentendido, es una situación en que hay una intimidación y cuando esta información llega a la tutora dicho daño ya se ha producido (y por tanto solo cabe la protección). El formato de mediación implica que la victima va a tener que volver a enfrentarse a una situación otra vez violenta, en que la que normalmente está en desventaja al haber sido ya intimidada (además del daño ético en que se iguala moralmente el comportamiento de ambas personas). En este caso la estudiante se siente deprimida tras la reunión, precisamente porque un entorno difícil impide que se explique y en consecuencia se defienda. La cuestión empeora de modo nitido por la actitud de la profesora ante el resto del grupo y sustancializa un daño que se prolonga en el tiempo. El hecho de que el resto de personas la traten diferente solo hace que sea imposible para esta alumna tomar conciencia clara de lo sucedido: que alguien la ha intimidado y que ella no ha hecho absolutamente nada para merecerlo. El trato que recibe por parte de su entorno solo va a dañarla más aun ya que implícitamente va a, incluso busca, hacerla creer que ella es, por su carácter, la responsable de lo sucedido. Al respecto de si puede existir la reparación… Nos responde Hirigoyen ‘La victima espera que su agresor se disculpe, pero esto nunca sucederá. Si obtienen alguna reparación, esta se produce mucho más adelante y proviene de los testigos o de los cómplices pasivos que, también manipulados por el agresor, se sumaron a la agresión’.